Naturaleza muerta en una cuneta, de Fausto Paravidino, es un thriller policíaco. La trama gira en torno al asesinato de una joven, esa “naturaleza” hallada sin vida en la cuneta de una carretera, y la trepidante carrera contra reloj del inspector encargado de la investigación que dispone solamente de 16 horas para resolver el caso, antes de que el crimen trascienda y Elisa Orlando se convierta en una muerta de telenoticias.
Para ello, seis actores encarnarán cerca de treinta personajes, si bien hay seis de ellos fundamentales para el autor que serán los ejes por los que transcurra la acción, que a pesar de tener una clave policíaca heredera del cine negro es, por momentos, hilarante.
El texto, sin embargo, más allá del tópico policíaco, quiere exponer -constatar- una realidad social. Un aspecto en el que el autor denuncia esos asesinatos mediáticos como parte, única y exclusivamente, del lado oscuro de la sociedad, realidades crudas y sangrantes que no han de mezclarse con la pulcritud de la clase media que sostiene el sistema. Los padres de la víctima, licenciados, nunca sospecharían que su dúctil hija mantuviera una vida diferente al traspasar el umbral del hogar, mezclándose con la realidad más incómoda, marginal y delictiva de nuestra sociedad.
Una trama policíaca inmersa en el mundo del lumpen, reflejo de la vida misma, un viaje en el que el espectador queda atrapado y busca con avidez, en compañía del inspector Salti, descubrir al autor material del asesinato, toda vez que viaja empáticamente con el dolor y la angustia de una madre ante la pérdida antinatural de su hija.